Existen varias razones por las cuales un desodorante podría parecer que "te abandona":
- Incompatibilidad con tu química corporal: Cada persona tiene una composición química diferente, lo que puede hacer que ciertos desodorantes no funcionen bien con tu cuerpo. Algunas personas producen más sudor o tienen un pH más alto, lo cual puede causar que el desodorante no sea efectivo.
- Cambios hormonales: Los niveles hormonales fluctúan en diferentes momentos de la vida, como durante la pubertad, el embarazo o la menopausia. Estos cambios pueden afectar la cantidad y la composición del sudor, lo que puede hacer que tu desodorante habitual no funcione tan bien.
- Resistencia bacteriana: Las bacterias en la piel pueden volverse resistentes a los ingredientes activos en el desodorante, lo que reduce su efectividad a lo largo del tiempo. Esto podría requerir que cambies regularmente de marca o tipo de desodorante.
- Aplicación incorrecta: Es posible que no estés aplicando el desodorante de manera adecuada. Para obtener mejores resultados, asegúrate de aplicarlo en una piel limpia y seca, y deja que se seque antes de vestirte.
Si experimentas problemas persistentes con el uso del desodorante, sería recomendable probar distintas variedades o bien consultar a un dermatólogo para obtener orientación y encontrar la mejor solución para ti.
Acá te dejamos un listado de productos que podrías utilizar:
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